Yo solo veo hileras de olivos perdidos
en el lejano
horizonte.
Yo solo oigo el crujir de unos terrones
retorcidos por un
sol hambriento.
Yo solo percibo el desierto de una tierra
huyendo del látigo del verdugo.
Y en sus sombras me arrullo
cuando sin dormir, durmiera;
y mis sueños soñaran que un día fui niña
y sin techo y sin abrigo
todo era mi casa.