Desdeño las romanzas de los tenores huecos

y el coro de los grillos que cantan a la luna.

A distinguir me paro las voces de los ecos,

y escucho solamente, entre las voces, una.

(Antonio Machado)

sábado, 15 de diciembre de 2012

A las columnas del Templo Romano de Córdoba

Sus encantos quedaron cubiertos
por guardianes de tierra fértil,
los siglos guardaron el secreto,
reposando tesoros en silencio.

Una gota de lluvia y una pizca de polvo
deleitaron sus paladares hambrientos,
vetando poemas a poetas sedientos.
Envidio las rocas que os cubrió,
quedando huérfanos libros de historia,
cegando los ojos de reinas moras
ocultasteis la lozanía de vuestro cuerpo.

Granos de arena resbalaron,
descubriendo vuestra dulce cara,
las miradas de caminantes se iluminaron,
ante tanta belleza inmaculada.
Hoy emergéis como lava alborotada,
dejando ensimismados a poetas enamorados.
Vuestra elegancia quedará grabada,
en la memoria de nuestro pensamiento.

Gracias por resurgir,
cuando más lo necesitaba.
¡Mi cuerpo expiró de amor
ante tanto sufrimiento!
Mañana podré cantar
con palabras al viento
y dejarlas de herencia
a siglos venideros.

¡Cuando te vea otra vez
quiero tocarte con esmero
impregnarme de tu perfume
y conservar tu misterio!

No permitáis que nadie más
os cubra de lodo
la bravura de vuestro ego,
ni os lleve al ocaso más imperfecto.

¡Ni el mar, ni la montaña,
ni los ríos, ni los valles
dejarán a su paso
tanta belleza por fuera y por dentro!

Trampa

Cuando dormito;
durmiendo sueño:
la presa queda clavada,
agonizando entre marañas
de una tela de araña.
Clavando un grito en el aire
escarba sus vastas patas,
luchando con frenesí
su vida queda cantada.

Ahora el depredador
ni tiene prisa, ni avanza;
su sufrimiento es su caminar
que saciado se calma.
Reviente el destino maldito
bajo su inocencia toscana,
llorar de amor, enredada,
entre la tela de araña.

Cimientos hechos de sangre
acurrucan su dulce casa;
esperando otra presa inocente
para hundir en ella sus garras.
Los restos que caen al suelo
son  alfombras de alimañas
que calman su sed maldita
enjuagada entre lágrimas.

Las estrellas lo observaron
gritando al sol, mirando al cielo
y una entre miles,
sacudió su pecho contra el suelo;
recogió el polvo de amor
para que no lo arrastrase  el viento
ocultando sus cenizas
de carroñeros hambrientos.

martes, 4 de diciembre de 2012

La mirada de un niño


Hoy he visto en un niño
la dulzura en su mirada
la esperanza de su vida 
el futuro de mi estancia.

Cuando seas mayor,
serás mi guía.
Y cuando lo seas,
estaré apagada.

Quiero aprender hoy
de tu sabiduría inmaculada,
guardarla en mi mente
para recordarla mañana.

El día que no me encuentres
pregunta al fuego por sus llamas;
son los restos de mi cuerpo
que dormidos descansan.

Pero el carbón de sus cenizas
dibujará versos en tu mirada;
cógelos desprevenidos
y guárdalos bajo tu almohada.

Muéstralos al nuevo día
para que el mundo vea bajo su rayos,
la pasión por mis poesías
y la razón de tus palabras.

domingo, 2 de diciembre de 2012

Detrás de un seto


Detrás de un seto,
pequeño,
perdido entre sombras
se escondían los secretos
que el aire dejaba a su paso.
Unos estaban frescos
como los brotes de frutos de temporada,
otros pudrían el suelo,
abonando tierra
y dando vida a famélicas lombrices olvidadas.
Sin embargo,
gustaban de ir andantes
de lugares extraños,
venidos de todas partes.
Eran fanáticos del más allá,
de lo esotérico;
escarbaban en las huellas que dejaban sus pisadas,
retorcían el soplo del viento
exprimiendo el suspiro frágil que de él salía.

Todo por un secreto,
todo por apoderarse de lo que nadie sabía;
intuían que el elixir de la vida,
calcinado, inservible,
podría fluir en el halo de su último aliento.
Gastando sus calzados errantes,
volviendo donde vuelan las hojas sin destino;
aprendiendo que los secretos
ya no son secretos
si hay alguien que los custodia.
Volviendo donde la noche es noche
y el día, día.
El cielo es azul y el río va y viene
pero nunca olvida.

Cancioncilla


En un espejo cuadrado
me he mirado la cara
entre rendijas de vaho
mi tez queda olvidada.

En un paño empapado
me he limpiado las lágrimas
entre paredes de esparto
mi encanto derrama escarcha.

En un lugar olvidado
me sangra mi piel azulada
entre rosas de jardín
mi espina queda clavada.

lunes, 26 de noviembre de 2012

Pasión


Resbalando sobre su piel
aprendiendo a gozar,
abrazando cataratas de pasión.

Sólo ella y él.

Ocultaron lluvias heladas,
caminaron descalzos
sobre el rocío de la mañana.
Sobre bordes helados
de carámbanos cuajados.

Sólo ella y él.

Observaron el infinito, donde
el horizonte se perdía,
ante el estupor de sus miradas
su amor se derretía.

Sólo ella y él.

Sabían que su amor
tal vez, un día se perdería;
quedando huérfanos
y en su propia sed,
moriría.

domingo, 18 de noviembre de 2012

Mi homenaje a los clásicos (Gonzalo de Berceo) y último


Jugando en la vida te encontré
uniendo mis ideas hallé la paz
andando por senderos me hiciste estremecer
nadando entre matorrales aprendí a amar
fascinada por tus caricias me estremecí
rugidos de pasión vinieron a mí
anteponiendo mis risas a tus pies
no he hallado nunca tanto amor
comiendo de tus manos descubrí el placer
imantando nuestros cuerpos con frenesí
saboreando cada trozo de tu piel
caminando sin sentido volé hacia ti
olvidada por quien me quería, me quedé.

viernes, 16 de noviembre de 2012

Mi homenaje a los clásicos (Calderón de la Barca)


En un riachuelo enfermo,
languidece una carpa dorada,
dorados son sus ojos,
doradas sus escamas.
En su lucha desatada
un grito se le escapa.
El viento diluye su voz
y un hermetismo de silencio
augura el presagio
de un destino inerte

Hoy no hay sombras vacías,
ni caminos que allanen tu alma,
ni espejismos que deslumbren
tu cuerpo,
ocultando tu agonía desatada.

Hoy la muerte,
luce sus mejores galas,
invisible, sin descanso...
allá donde dormita
el misterio
¡Incesante se aviene
la vida!


jueves, 15 de noviembre de 2012

Mi homenaje a los clásicos (Garcilaso de la Vega)


Al olivo centenario, él que todo lo sabe,
él que guarda secretos, traumas y misterios.
Te curo heridas de guerras pasadas,
de amos sedientos, de sed de venganzas
de manos desnudas, acariciando tus ramas.

Rompiendo en pedazos tus hojas al viento
recojo la miel que por tu tronco baja,
como lágrimas sueltas que derramaste un día
ungiría  mi cuerpo a la espera del alba.

¡Ay, yo suspiro por verte!
¡Ay, si enrojeces al mirarme!
En tu último aliento de vida
en tus despojos quisiera enterrarme.

Mi homenaje a los clásicos (Fray Luis de León)


Los polos opuestos explotaron
se desperdigaron por trigales
que ves en los días de verano
cuando seco queda el campo
y de color ocre se esparce.

Ahí quedaron revueltos
entre malezas, juncos y zarzales,
llenos de espinas verdes, escondidos.
Soportando ocasos perdidos,
crujidos de tímidos vientos
y frías lluvias otoñales.

Así se fue nuestro amor
despacio, en silencio,
ni rápido ni lento,
muriendo por dentro.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Angustia


De mirada vivaracha, mofletes sonrosados, semblante frágil y sonrisa camuflada, pasa sus momentos de bebé, balbuceando palabras calladas. Una zapatilla gris azulada, ahora cuelga de una cadena de chupete, en una sala vacía…desierta…
Cansina tarde de conversación sin sentido, donde su madre no advierte la desnudez de su pie inquieto. La falta ya está hecha y el niño sin su zapatilla gris azulada.
Para otros, en cualquier tienda se repone el par entero; para el niño, el vacío es eterno. Mueve sus manos, pies y cabeza; nadie le entiende, ni la madre advierte la angustia de un niño pidiendo consuelo.
Llega la noche, sin su zapatilla gris azulada y pasa el día, la tarde y nadie la busca.
Mientras, otros, la encuentran en un bordillo; cubierta, de hojas frescas con algunas motas de polvo como compañeras.
La gente la mira y en su mente se imagina un niño desvalido y una madre, angustiada, buscando la desafortunada zapatilla gris azulada.
Los más osados la cogen, enterneciendo su mirada; pobre niño, su pie izquierdo le delata.
Su madre lo coge, quitándole importancia. Pero el niño de mirada vivaracha, mofletes sonrosados, semblante frágil y sonrisa camuflada; lleva en un rincón de su mente, el frío de su piel, la locura de esa tarde y el devenir de un mañana cargado ya de sorpresas que no le parecerán extrañas.
Esa es la vida que me espera y pronto he aprendido a perder. Así sin darnos cuenta, también, aprendemos a luchar; no haciendo falta sonidos que nos delaten, ni semblantes que nos adviertan.
Siempre habrá alguien que nos encuentre para juntar ese par, perdido, en medio de una sala, hoy, tal vez, abandonada.

...Por eso, siempre quiero, que me espere mi zapatilla gris azulada.



miércoles, 7 de noviembre de 2012

Momento


Hoy es un día distinto,
siento el infierno por dentro,
cansada de caminar descalza,
abriendo heridas por dentro.

Algo quema mi piel,
despacio, en silencio.

No se ve ahora,
ni tampoco luego;
de ese luego te hablo,
de ese luego te espero,
sin esperar nada a cambio
mañana, ahora y luego.

domingo, 4 de noviembre de 2012


Imbéciles humanos capaces de crear tecnología y dotados de una mente privilegiada, ¿cómo damos lugar a tan tristes tragedias?
Maldito dinero capaz de ennegrecer unos ojos, mirando sin ver.
La codicia envenenada de personas ávidas de enriquecerse a consta de los más débiles; entre ellos la juventud. Carentes de experiencia con ansias de pasarlo bien, con metas que cumplir. Sueños rotos en un instante,
Ahora buscamos culpables, donde antes había héroes, ahora buscamos responsables donde antes había prestigio político. Ahora quedan inocentes donde antes había juventud y ahora nos lamentamos con palabras que no llegan a ningún sitio.

¡Qué la luz ilumine el sendero de vuestros pasos!
¡Qué el infinito llegue a vuestros corazones!
¡Qué la niebla se aparte de vuestro camino!
Y que una sola de mis palabras
reconforte vuestro aliento,
devolviendo paz e ilusiones.

Noviembre



Hoy he notado noviembre en mi carne y en mi cuerpo; he sentido que hay que andar de nuevo y nunca sobre las mismas pisadas, esas ya están borradas.
Tan sólo queda un pequeño rescoldo de lo que era el camino de las vacas, abrazado por enormes lentiscos y esparragueras, esperándome en primavera.
Sí, ya no queda nada y lo que era el gran pastizal, hoy es un manto de piedras blancas, erosionado por treinta y tantos años de arroyos, fluyendo.
Ahora sólo, algunos curiosos bajan; no sé a que. Sólo ven un pedregal; dejan sus bicis en el camino y bajan con mucho cuidado, surcando malezas, saltando alambradas. Ya no hay nada que guardar, sólo son unas imágenes en mi retina.
Me recuerdan aquella niña de botas marrones, corriendo entre gramíneas con los brazos abiertos, sabiéndose observada por los aldeanos del lugar. Y admirada por los ojos de su padre que no da crédito cuando la llama y ella contesta con versos cantados al aire.
Tenía seis, siete, ocho, o tal vez nueve años, ¡qué más da! Fueron los más felices al lado de mi padre.
Después la conciencia se me nubla y no recuerdo más.

El espectáculo despierta cada mañana
cuando el ganado rompe el silencio,
como hormigas en hilera
atraviesan campos enteros,
surcando lentiscos, juncos y pastos;
allí les esperan bocados
de hierba fina,
pisar fuerte y viento helado.
En la lejanía os veo,
lentamente, despacio.
Horas aguantando nubes,
pisando charcos.
Alguna que otra siesta,
rumiando, siempre, sin descanso.

Al regresar por la noche,
solas sin dueño.
Sobre vuestras mismas pisadas,
directas al establo;
pisadas hechas por generaciones
de bestias cargadas de serones
con frutos de los campos.
Ahora sólo espero el sonar de las cadenas
golpeando sobre el hormigón descarnado;
es el dormir de una niña
que se despierta llorando.

Esperando el nuevo día
que atraviese su ventana
de viejas  maderas,
sobre rendijas apolilladas,
de crujidos sin sentido
atormentando su alma.
Sólo entonces descargaréis
vuestras grandes ubres de leche,
recién ordeñada.

Esperadme,
antes de que regreséis
de nuevo a los campos,
antes de que venga mi abuelo;
pues vuestro amo
ha muerto soñando.
Un dulce toque en el lomo
ilumina mi vida,
de ver a un animal con cara de pena
y caminar cansado.

Me llevo el suave de tu tacto,
el olor de tu pelo,
y el mirar de tus colores;
siempre blanco sobre negro.
Y el recuerdo de un padre
que duerme sobre mi pecho.

sábado, 3 de noviembre de 2012

Zocueca


Zocueca de mi vida, de mi niñez más pausada. Cuando camino por tus senderos me reconocéis hasta en mis pisadas, abriendo vuestras veredas, vacías, olvidadas; ofreciéndome el calor de vuestra agonía, hoy sin nadie que desbroce el ardor de tus ramas. Aún y así, siempre, me esperáis, sabiendo que, hasta de vuestro aliento, se alimenta mi alma.
Vuestros árboles se mueven con el viento, acercándome un brote de raíz o una hoja agonizante.
Así lo percibo cada primavera o cada tarde de invierno, sorteando caminos; enfermos de barrizales rojizos que ensucian el paisaje, pero engrandecen vuestros corazones. Aguantando rayos de frío, densas nieblas, bajo un techo de ramas.
Acariciando el cielo, ¡qué bonito! ni siquiera la tenue luz, enmascara un paisaje que se adentra en las Huertas de San Vicente, dando paso a la de mis ancestros. De grandes llanuras, iluminadas por arroyos de agua limpia, chopos gigantescos, donde el mirar de golpe te enrojece la cara.
Algunos aperos de labranza, sueltos entre mojones de tierra labrada, me recuerdan los montículos de nidos de hormigas, avisando que las dulces lluvias han entrado en sus moradas.
Luego con la entrada del día, todo brota como de la nada; dando paso a las voces de los huertanos, llamando a sus yeguas para poder aparejarlas. Cargándolas de legumbres, otras veces de alfalfa; que calmará estómagos de animales en inviernos secos y faltos de pastizales.
Hoy son pasillos estrechos, higueras inaccesibles, tristemente olvidados por hortelanos que perecieron sin traspasar su legado.
¡Qué se lo coma el pasto! ¡Qué aniden fieras!
Ya nada es igual, ya todo ha pasado; sólo yo en mi caminar, te sacaré versos en tardes de lluvia.


domingo, 28 de octubre de 2012

Frío


Noto en la lejanía el infinito incierto
deslumbrando un horizonte de pesares callados
soportando brisas de colores amarillentos
confundiendo luces con el amargor de tu silencio.

Te brindo poemas en noches cerradas,
de las que la gente mira y luego se calla
¡ay! si encima hace frío
se van sin contemplar tu hermosura engalanada.

Sólo los amantes de poetas pasados
vislumbrarán tu belleza
inmunizando su alma,
dejando admirar
los ecos de tus gritos,
esperando tu llamada
en noches de pasión
en noches cautivadas.

Siempre estarás, para quien quiera mirarte
siempre estarás aunque no puedan verte
y versos sacarán de tus entrañas vacías
acariciando el placer de poder contemplarte.

martes, 23 de octubre de 2012

Contestando a mi ordenador (máquina que me pregunta)


Pienso en el tiempo perdido,
en mis amigos reencontrados,
en la emoción de la vida,
en los momentos olvidados.
También pienso en lo que hago ahora
y en lo que haré luego,
en mis sentimientos pasados
y en los que vendrán sin llamarlos.

Pienso en distraerme
por pensar en algo,
también pensando me duermo
y durmiendo sigo pensando.

¿Para qué sirve saber en lo que piensas
si nadie es capaz de averiguarlo?

Si, averiguando alguien, sabe lo que estás pensando,
piensa en distraer tu mirada;
y no le cuentes a nadie la dicha de haber pensado
cuando todos viven soñando.

domingo, 14 de octubre de 2012

Un día en una triste sala de hospital… ¿mental?


La moderna sala rebosaba vida
sin embargo, sus moradores
eran el puro reflejo de una agonía
contenida
de mirada absorta.

Por donde quiera que miraras,
algunos niños ajenos
a estúpidas suspicacias
jugaban bajo la atenta mirada de sus progenitores.
Se podía oír hasta las respiraciones de madres enfermas
agotando sus últimas energías,
clamando al cielo soluciones sosegadas.                           

Casi sin fuerza, como autómatas
recogen algunos juguetes desperdigados,
desahuciados por manos y mentes
que ya no les llama la atención.
¿Cuánto silencio contenido se puede escuchar sin ser visto
sin ni siquiera mover una triste cortina?
¿A quién le molesta los tímidos rayos de sol que se aventuran
entre rendijas escoltadas por sedas de hilo fino
entre cristales emborronados 
y chorreones de refrescos de lata?

Ese no es el motivo,
esa no es una razón para observar y decir
¡qué bonito día!
Esos días tuvieron alegrías de verano,
placeres otoñales, inviernos de pasión
y primaveras preñadas de ilusiones.
¿Quién se los ha llevado?

Poco a poco nos van llamando,
nadie mira a nadie,
ni siquiera la sonrisa de un niño
es capaz de conmover una sala
que más bien parece la antesala del mismísimo infierno.
¿Qué hemos hecho? 
quizá seamos nosotros los raros y ellos los inteligentes.

¿Dónde duermen las ideas? 
son buenas, son malas.
Ellos las juzgan,
por algo están allí como seres privilegiados
llenos de un poder inagotable.
Lo dicen los libros, lo dicen los manuales,
mentes toscas,
apocadas a la destrucción más lejana
y sin embargo
están hasta rebosando por los rincones.

Ahora salen de consultas sin sentido
donde saben que nada les calma,
pero necesitan una salida.
Se aferran a ella para no morir hiriendo,
para no pensar, no llorar
dando vueltas sobre un circulo de cristal o de acero.

Hay que salir a la calle
enfrentarse a la humanidad,
luchando por unas ideas no compartidas.
Escalando montañas sin alimento
recogiendo limosnas putrefactas.

Ábreme la puerta del silencio,
quiero escuchar emociones.
Lento muy lento.
Así te sacaré de este mundo donde sólo cogen unos pocos
y sobran unos muchos.
Esto es lo que siento.                                                                      

martes, 9 de octubre de 2012

Miradas otoñales

          LA HIEDRA (I)

Al corazón de hiedra que trepa
por fachadas de piedra pulida,
rojiza, frágil y sedienta,
le pido ramas untadas de nostalgia
para escalar dulces momentos.

¡Pídeme cita en primavera!

Cuando renazcan sus brotes verdes,
cuando el frescor del amanecer
invite a pasear bajo su techo
de sombras doradas
adornadas por polvo de soles
tupidos en el cielo.

¡Esto sí que es arte!

Anhelo esa vida nueva
llena de fantasía y misterio.
Me sumergiré en fragancias
deseadas en el tiempo.
Me bañaría en jabón de sed,
espuma de mar
y lava de acero.

¡Así no envejeceré por dentro!

Saciaré mi cuerpo
con mieles de azahar
flores de hinojo y
esencias de eneldo.

¡De pensarlo muero!


EL ÁRBOL MUERTO (II)

Queriendo ser y sin saber
el viejo tronco de corteza negra
soportaba,
abrazos de alimañas,
musgos moteados,
bocados de negras hienas,
nidos de escarabajos
cobijando nieves blancas
amarilleando en primavera.

Tus copas miran al cielo,
desnudas como trigales,
veraneando en invierno
soportando miradas.

Cuéntame vivencias
de tus vecinos los pinos,
pregúntales el secreto
de su eterna belleza.

Recoge su néctar
con olor a resina
romero de miel
y cera de abeja.
Abrígate en invierno
bajo los dorados albores
de rayos de lunas
muriendo por dentro.
Cuídate en el atardecer,
dando paso a la madrugada,
espérame en tus tardes de ocio
vendré a verte en noches estrelladas.

Eternízame en tu lenta agonía
guárdame en ella
como recordando el amor
que contemplaste un día.

Me verían transparente
prisionera en ámbar
que lloraste un día.

viernes, 28 de septiembre de 2012

Viento


El silencio de la noche
quedó interrumpido,
ahogado,
empezó como una melodía,
rozando el crepúsculo de la oscuridad,
amainando el nuevo día.

Meciendo árboles,
envolviendo crujidos,
así,
casi inapreciables,

los iba sintiendo.

Era el viento que nos avisa.
Advirtiendo, recordando
esa melancolía,
de otra estación nueva.

El verano moribundo
se va alejando.
Algunas veces vuelve,
Otras

cae rendido y muere.

¡Qué cambio más bonito!

Aromas de frutos secos
embadurnan el aire
repleto de hojas rojas,
alfombrando sus suelos.

De cálidas tardes
llenas de misterio.

Me traen pensamientos,
nostalgia de otros tiempos
amaneceres fríos,
recuerdos eternos.

Así, sí que duermo

que nadie esconda el viento
dejadle que recorra calles
avenidas y olivares,

que perfume el aire
con olor a tierra mojada
de colores grises
raspando la madrugada.

Así se irá alejando.

Ancho como el horizonte,
largo como el infinito
y suave como el remanso
de un amanecer incierto.

¡Dejadle, dejadle en silencio!

lunes, 24 de septiembre de 2012

Gritos perdidos en el tiempo


(Estas poesías son para colgarlas en el aire y que se las lleve el viento, que me cambie la vida porque siento que muero)
                 (I)
Ayer estaba callada,
embadurnada en la tristeza,
impregnada en la fragancia de la agonía,
arrastrada en el camino del tiempo.

Hoy me retuerzo como una serpiente
cuando está engullendo su presa
tragando lento, disfrutando,
saciando su hambre.
Siguiendo ese instinto innato
de un depredador sediento.

Así me siento día a día,
incluso de noche
cuando todos duermen.
Ni siquiera mi intelecto, descansar, puede
calmar mi mente herida.
¡Es como si no hubiese vivido,
incluso habiendo vida!

¿Dónde dormían mis lágrimas vacías
de batallas perdidas?

Me han operado los sentimientos,
dando paso a un horizonte incierto
cargado de ilusiones
y tormentas frías.

Avivando los marcadores del tiempo
Renaciendo.

Sé que acabo de emerger
que algo se apagó
pero sigo callada.
Me enseñaron a no sentir,
a no vibrar.

Ahora me encadeno sin rumbo
buscando respuestas,
en el abismo térreo y oculto.

Mi vida de penumbra,
de sombras recias
tupían un delicado velo
de encajes dorados,
blancas telas
y tejidos bordados.

Hoy vuelan al viento
levantando polvaredas,
avivando tempestades
rescatando almas heridas

sedientas de paz,
amor y caricias.


viernes, 21 de septiembre de 2012

                (II)
Oigo voces en mi cerebro
murmullos lejanos,
casi imperceptibles
pero los oigo.
Los escucho a todas horas
me advierten, me confunden.

No puedo pensar, ni escuchar,
siento que reviento por dentro;
me agarro a la tela de mi juicio
al sonido de la conciencia.

Busco respuestas perdidas,
ambiciones ahogadas,
sueños perdidos;
esos que me delatan.

Los que te brindan compañía
en noches cerradas.
Yo no quiero eso;
ya no queda nada.

Me encierro en la penumbra
¡que no me vea nadie!
soy la rara,
la cara oculta de la luna,

la experiencia enmascarada.
Entrar en mi interior,
buscar en mis entrañas,
ahogar la agonía

que desalma mi alma.
Ya no tengo vida,
yo no encuentro nada
pero sí, sí que siento

que estoy enamorada.





domingo, 16 de septiembre de 2012

Mi pueblo: Monte Lope Álvarez (poema de adolescencia)


En un día cualquiera, da igual el año,
siempre estará allí;
vigilado por hermosos olivos, rodeado de parajes preciosos.
No me preguntéis, callaos,
que no se entere nadie, que no turben su paz.
Me gusta contemplar su escondite
…casi estoy y no le veo.
El corazón me echa chispas,
¡lo siento como mi pueblo!
quiero llegar y no llegar,
contemplarlo, odiarlo, desearlo,
avanzar o quedarme en medio,
algo me atrae,
El sonido de sus gentes,
o tal vez el frío helado del invierno.

Algo turba mi mente,
¡si ya estoy en la curva!
me lo recuerdas portalón,
sé que un día tuviste vida.

¡Ay! que suspiro se me escapa,
es entonces cuando el sonido se interrumpe,
es el murmullo de las madres
que sollozan en silencio.
Ya hemos llegado…”portaos buenos”

Este pueblo escondido,
donde Dios pegó los siete gritos,
nos acogen, nos miman,
aliviando nuestros sufrimientos;
es la sencillez de sus gentes
que nos miran con cariño.

Te quiero pueblo mío,
acuérdate de mí cuando me vaya.
¡Ay! Monte Lope,
cuando pase el tiempo,
y el internado no tenga vida,
quiero venir a verte,
acariciar las ramas de tus olivos.

Sintiendo en mi alma
el mismo trato que me diste,
respiraré el mismo aire,
me abrazaré a tus calles.
Tocaré a las puertas de las casas
para que la gente me brinde compañía;
correré hacía el Pedroso,
querré ver Fruteros,
por la calle de tu farmacia
perderé mi último aliento,
llegaré hasta el campo
y me tumbaré en silencio.

Allí encontraré la compañía
del olor a tierra, perfume de flores
y tacto de terciopelo.

¡Ay pueblo mío cuanto te quiero!

miércoles, 12 de septiembre de 2012


Hoy he mirado al cielo, estaba igual, 
¿qué me esperaba?
Buscaba respuestas perdidas,
esas que nadie escucha,
las que se quedan rezagadas,
las que recogen los mendigos y alimenta una manada.

Esas son las que busco en una noche estrellada.

Me quedo sola, absorta, embelesada,
la gente pasa, me mira,
no recoge la belleza que mis ojos plasman.

Incapaz de mirar para otro lado,
caminando como un fantasma
advierto esa energía
desnudando esa paz interna,
clamada de recuerdos perdidos
en una noche cualquiera
desatando ira, ahogando penas olvidadas.

Soy polvo de estrellas,
sé que vengo de allí,
de una estrella alejada.
Perdida en el firmamento,
no se parece a ninguna, ni tiene padre, hijas ni hermana.

La busco desde siempre,
esa fue mi morada, 
me escucha, me mima, me abraza.
¿A quién se lo digo?
si nunca he visto mirar a nadie con tanta calma.

La gente sólo mira
sin intuir, sin advertir, nada cae, nada nace,
pero sé que vine de allí,
tal vez equivocada.

Ahora todos me observan
sin compartir nada. Me ven porque tienen ojos,
y a mí me sobran sus miradas.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Sueños


Dónde están los sueños,
de los que despertar no quieres.
Esos que negocian con tu conciencia,
los que deliberan con tu ego.

Los que te transportan levitando,
¡esos sí que son buenos!

No te piden sol, ni aire, ni viento
ni te juzgan cuando no vienes
ni te perturban el silencio.

Los que te esperan cada noche
o cada día,
¡qué más da!
si viven en tu cuerpo.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Castillo de Santa Catalina


Todavía siento como mi cuerpo se estremece, al recordar tanta belleza, tanta paz, inmensa paz que me inundó cuando contemplé el maravilloso espectáculo, de esas vistas impresionantes, de esas luces al anochecer.
Sentí como mi cuerpo adsorbía toda esa belleza, almacenándola, desgranándola, sentí cómo las piedras de los muros anhelaban mi compañía. Toqué sus piedras con la punta de mis dedos, me abdujeron a otro tiempo, podía escuchar el trasiego de aquí para acá, escuché voces del pasado, gente alborotada.
Estaría yo agazapada, inmersa en mis pensamientos, traspuesta de tanta belleza; mis pestañas incapaces de parpadear secaron mis ojos que no paraban de mirar. Absorta, casi al borde del desvanecimiento, me olvidé quién era y que hacía yo allí; amo el arte, la belleza, la vida, ¿y yo, dónde estaba?
Quiero dormir aquí arriba, ver cómo se esconde el sol, despertarme con el amanecer, abrazarme al nuevo día, acariciar con mis pies la ternura de sus losas, aprender a tocar con mis manos y amar, hasta que sienta como se estremecen los jugos de mi cuerpo, dejándome malherida.
¡Qué más da! ya no existe más placer, ni paz, ni armonía; todo está concentrado, allá, en ese cerro, en esa colina.
¡Qué inmenso paisaje desde el castillo Santa Catalina!

martes, 4 de septiembre de 2012

Recuerdos


De camino al arroyo van mujeres en tropada,
con sus grandes cestos, de sábanas blancas
cargadas como bestias, acariciando el alba
sólo algunos murmullos de niños les acompañan.

¡Qué ilusión, qué gozada! mira el río como avanza
¿dónde se esconde el agua?
parece un espejismo, donde te miras la cara,

sin embargo, cargado de ramas, hojas y tierra
ensucian su riada,
piedras lisas, relucientes, erosionadas por el agua
clavadas en la orilla esperando su morada.

Acariciadas por sus manos,
perfumadas de jabones,
la ropa queda engalanada

mientras, el cantar de las mujeres
va alegrando la mañana.

Las zarzas, juncos y árboles
al unísono  les acompaña
esperando con impaciencia
poder ser adornadas.

Los niños asombrados, juegan
saltan y bailan,
esperando que el brillante sol
seque sus ropas perfumadas.

¡Venid a casa niñas!
recoged las sábanas blancas
que no os pille el ocaso
que embarrado, espera la calma.