Desdeño las romanzas de los tenores huecos

y el coro de los grillos que cantan a la luna.

A distinguir me paro las voces de los ecos,

y escucho solamente, entre las voces, una.

(Antonio Machado)

lunes, 30 de septiembre de 2013

Ya se van los eclipses que tapan la luna.
Ya no queda luz azul entre las tinieblas.
No eran mis ojos los dañados por el fuego,
no era el día disfrazado de noche,
ni la noche vestida de luto.
¿Quién ha muerto?
yo me pregunto.
Incauto destino, me has tapado la visión
y en mi dañado tacto
me he comido tu tiempo.

viernes, 6 de septiembre de 2013

A medio camino

A medio camino,
con una mochila llena de vivencia
tal vez rasgada por el roce del tiempo,
pero repleta de sabiduría
me muevo a ciegas
entre una multitud cada vez más escasa;
pero llena de problemas.
Y yo lo escucho,
a veces incluso.
¡Qué curioso!
acabo de sacar un problema de mi mochila;
ahora pesa menos
y el roce frena el desgaste de meses de angustia.
De salpicones de barro hasta las rodillas
he avanzado unos metros a tientas,
ya no estoy en ningún sitio
y mi destino lo marcan otras huellas,
puestas a conciencia ¡seguro que están!
y otro problema que de mí mochila se va.
De reojo vuelvo a mirar por si algo se cuela,
sabiendo que nunca se volverá a vaciar de otros problemas.
Que graciosa mi mochila,
ya no pesa;
quiere engañar al mundo,
haciendo pensar que los problemas se han quedado fuera.
Ya no es basura lo que esconde en su forro,
ya no es podredumbre lo que emana de dentro,
ni pesa ni huele.
Sin embargo
la llevo a cuestas


miércoles, 4 de septiembre de 2013

Eres hueso

Eres hueso,
del fruto de una tierra labrada.
Agarrada al árbol de la vida,
bebiendo de su sabia.
En este paraíso fructífero,
donde anidan raíces,
dejaste huellas anegadas
y una yunta
esparce el polvo
al calor del destino,
ara que ara.

En la era de la plenitud,
fuiste tú
quien encendiste la llama.
Ahora hay amor y cenizas
que nadie reclama.

Eres piel tornada de rosa,
refugio de venas dormidas
en una carne flácida,
escaparate de la vida.
Sobre una cama esmaltada
tus horas no tienen tiempo,
ni el tiempo sabe de horas.

Mientras
la polea sube y baja
entre la vida y la muerte.
La vida te aclama,
la vida te usa,
la vida te escupe
sobre cortinas  de rayas.
La tierra te da de comer,
la tierra te pudre,
engendra y prepara
lechos de margaritas;
flores todas.

Enraizando otras llanuras
levantando fértiles polvaredas,
de sol y lluvia.
Renaciendo en otras semillas,
para tú quedar olvidada.



Mi tierra

Mi tierra tiene llanuras,
por donde entra la luz de la mañana,
rodeada de cerros bajos,
donde duerme la luna.
También mi tierra mira a las montañas,
escondite de cuevas,
cuna de lobos.

En las frías madrugadas,
mi tierra enoja al viento,
cuando de sol se disfraza,
tiñendo de verde los campos,
de jaras, pinos, lentiscos 
y romeros,
siempre rodeados
con sus olivas centenarias,

Mi tierra presume de las manos que las labran,
de sus gentes,
de la Alhambra de Granada,
de otros muchos que con sólo nombrarlos,
ciega el alma.

Mi tierra no grita,
no habla,
ni susurra dóciles palabras.
De eso ya se encarga
la bravura de sus costas,
el sonido de sus olas,
las castañuelas de Sevilla
y los pasos de Semana Santa.

Andalucía es mi tierra
y de ella estoy enamorada.
De su vientre han salido,
poetas, escritores,
artistas
y arquitectos,
reformistas de sus fachadas.

¡Qué se lo digan a la mezquita de Córdoba,
a las catedrales de sus ocho provincias!
¡A la Torre del Oro
y a su hermosa Giralda!

Mi tierra:
grabados de otras conquistas;
luce con salero y gracia su habla.
Orgullo del Guadalquivir,
mi tierra se baña
en noches de plata.