Me gusta el sonido del silencio, el que te deja pensar, el que no te
distrae.
El que no te confunde, ¡y qué ligero pasa!... siempre hay algo que lo
despierta, el chirrido de una puerta, el estornudo de un viandante.
¡Quiero irme de aquí! ¡Qué no me moleste nadie! No me deja oír, mi
mente se va dejando, perdiendo ese momento, distrayendo...
Dejo de sonreír... pensando, me voy a ir muy lejos, donde sólo el aire
me acompañe, luego respiro hondo, por fin tú y yo solos, vamos despacito, acompaña
mi caminar, escucha mis pisadas...casi se confunden... pero…
…ha sido la hoja que moribunda ha caído.
Qué triste... seguro que fuiste hermosa, ahora nadie te mira, ahora
nadie te adora, pero yo te cojo, te mimo, te llevo conmigo... ¡anda si son
hormigas! incansables, bonitas, os regalaré la hoja. Servirá de trampolín, o tal
vez para dar sombra... que tarde es, me tengo que ir, ¿quién me ha distraído?
¡Si no he hablado con nadie!... Silencio ¿me has traicionado? Te he llevado en mi regazo y ¡ni siquiera he
pensado!
De que ha servido venir, si ya todo lo he olvidado.
Ven mañana bonita, hazle compañía al atardecer, a la sombra que se va
alejando, siéntate en tu piedra
preferida, esa que tanto te gusta,... la que acaricias con tu mano,... a la que
le das un sentido... ¡pero si es un ser inanimado!
¿Tú crees que me escucha?
A ti te escuchan las briznas calcinadas, las motas de polvo al viento,
¿qué más quieres, mi niña?,
si todo lo tienes a cada paso, a cada instante...
Hay silencio mío ¡como lo sabes!