I
Hilos de seda;
agua para calmar tu sed
tejidos a sangre y fuego.
Sed para desearla
escoltan una pasión.
Sal para conservarla,
una mirada en rojo
y tierra para detenerla.
II
En el brillo de tus ojos
he visto la agonía
de un querer ya muerto
encendido en otra vida.
El lamento de mi cuerpo
busca respuestas malheridas,
avergonzadas como cobardes
en un cajón escondidas.
Busco llaves sin sentido
que dejen abrir otra puerta
y candados de repuesto
para cerrar otra herida.
III
Así quiero que me miren
así quiero ser mirada.
Sentir brotar de mi cuerpo,
el saber enamorar
y el sentirme enamorada
IV
Sana envidia
me recorre el alma;
buscando un hueco
donde esconder
el secreto de esa llama,
perdurando en el ayer.
V
Nunca el amarillo fue tan bonito
ni el rojo lució con tanto ardor,
resaltando rosas de fuego
iluminando nuestro amor.
VI
Ni la oscuridad ciega mis ojos
ni el frío aterida mis manos.
Oscuro está mi pensamiento
y plasmarlo busco,
derramarlo.