Y ahí está
otra vez
y una vez más,
casi de puntillas
cuando todos
duermen.
Se instala
sobre campos de olivos,
sobre
carreteras heladas;
invade
montañas
y a tientas
roba la luz
sobre el
frío de la mañana.
No te quejes
viajero
de ver
cegados tus ojos
ante paisajes
ocultos
por neblinas
de enero.
Sobre la
tierra muda
los hombres
mandan
y el invadir
su espacio
con sudor y
frío se paga.
Ahora
escucháis el lamento
que languidece
y calla.
El mundo se
hizo antes
y ante él
nadie escapa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario