De camino al arroyo van mujeres en
tropada,
con sus grandes cestos, de sábanas
blancas
cargadas como bestias, acariciando el
alba
sólo algunos murmullos de niños les
acompañan.
¡Qué ilusión, qué gozada! mira el río
como avanza
¿dónde se esconde el agua?
parece un espejismo, donde te miras la
cara,
sin embargo, cargado de ramas, hojas y
tierra
ensucian su riada,
piedras lisas, relucientes, erosionadas
por el agua
clavadas en la orilla esperando su
morada.
Acariciadas por sus manos,
perfumadas de jabones,
la ropa queda engalanada
mientras, el cantar de las mujeres
va alegrando la mañana.
Las zarzas, juncos y árboles
al unísono les acompaña
esperando con impaciencia
poder ser adornadas.
Los niños asombrados, juegan
saltan y bailan,
esperando que el brillante sol
seque sus ropas perfumadas.
¡Venid a casa niñas!
recoged las sábanas blancas
que no os pille el ocaso
que embarrado, espera la calma.
Original y bello poema libre. P M
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