Imbéciles humanos capaces de crear
tecnología y dotados de una mente privilegiada, ¿cómo damos lugar a tan tristes
tragedias?
Maldito dinero capaz de ennegrecer
unos ojos, mirando sin ver.
La codicia envenenada de personas
ávidas de enriquecerse a consta de los más débiles; entre ellos la juventud.
Carentes de experiencia con ansias de pasarlo bien, con metas que cumplir. Sueños
rotos en un instante,
Ahora buscamos culpables, donde
antes había héroes, ahora buscamos responsables donde antes había prestigio
político. Ahora quedan inocentes donde antes había juventud y ahora nos
lamentamos con palabras que no llegan a ningún sitio.
¡Qué
la luz ilumine el sendero de vuestros pasos!
¡Qué
el infinito llegue a vuestros corazones!
¡Qué
la niebla se aparte de vuestro camino!
Y que
una sola de mis palabras
reconforte
vuestro aliento,
devolviendo
paz e ilusiones.
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