(I)
Asistiendo a mi agonía
de tus labios me enamoré,
los percibí como seda
oliendo a pura miel.
En ellos clavo el silencio,
si me preguntan ¿a dónde vas?
a pedir por un te quiero
sepultado en el mar.
Ahora clamo al cielo,
con mis ojos y mi piel,
esperando un solo beso
que nunca olvidaré.
(II)
Cuando pase por tu camino,
sin alpargatas en mis pies,
si me hago una herida
¿quién me la curará después?
Cuando llegue al destino,
y no haya nadie para amar,
solitaria y confundida
¿quién me ayudará a remar?
y si siento ese vacío,
caminando al revés;
de vuelta a mi casa
¿quién me va a recoger?
Busco amigos en la tierra,
que me escuchen al pasar,
ahora que me sangra el alma
¿en quién podré confiar?
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