Desdeño las romanzas de los tenores huecos

y el coro de los grillos que cantan a la luna.

A distinguir me paro las voces de los ecos,

y escucho solamente, entre las voces, una.

(Antonio Machado)

miércoles, 12 de septiembre de 2012


Hoy he mirado al cielo, estaba igual, 
¿qué me esperaba?
Buscaba respuestas perdidas,
esas que nadie escucha,
las que se quedan rezagadas,
las que recogen los mendigos y alimenta una manada.

Esas son las que busco en una noche estrellada.

Me quedo sola, absorta, embelesada,
la gente pasa, me mira,
no recoge la belleza que mis ojos plasman.

Incapaz de mirar para otro lado,
caminando como un fantasma
advierto esa energía
desnudando esa paz interna,
clamada de recuerdos perdidos
en una noche cualquiera
desatando ira, ahogando penas olvidadas.

Soy polvo de estrellas,
sé que vengo de allí,
de una estrella alejada.
Perdida en el firmamento,
no se parece a ninguna, ni tiene padre, hijas ni hermana.

La busco desde siempre,
esa fue mi morada, 
me escucha, me mima, me abraza.
¿A quién se lo digo?
si nunca he visto mirar a nadie con tanta calma.

La gente sólo mira
sin intuir, sin advertir, nada cae, nada nace,
pero sé que vine de allí,
tal vez equivocada.

Ahora todos me observan
sin compartir nada. Me ven porque tienen ojos,
y a mí me sobran sus miradas.

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