Hoy he visto en un niño
la dulzura en su mirada
la esperanza de su vida
y el futuro de mi estancia.
Cuando seas mayor,
serás mi guía.
Y cuando lo seas,
estaré apagada.
Quiero aprender hoy
de tu sabiduría inmaculada,
guardarla en mi mente
para recordarla mañana.
El día que no me encuentres
pregunta al fuego por sus llamas;
son los restos de mi cuerpo
que dormidos descansan.
Pero el carbón de sus cenizas
dibujará versos en tu mirada;
cógelos desprevenidos
y guárdalos bajo tu almohada.
Muéstralos al nuevo día
para que el mundo vea bajo su rayos,
la pasión por mis poesías
y la razón de tus palabras.
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