Desdeño las romanzas de los tenores huecos

y el coro de los grillos que cantan a la luna.

A distinguir me paro las voces de los ecos,

y escucho solamente, entre las voces, una.

(Antonio Machado)

domingo, 13 de octubre de 2013

Catorce minutos

Y quedan catorce minutos de una agonía eterna
y quedan catorce minutos y nadie lleva la cuenta.
Sólo por unos minutos menos
de esos catorce
hubiera dado mi vida por saborearlos de cerca.
Después rodaron emociones por escalones de piedra
limpiando unos corazones de polvo y arena.
Ya no se siente el frío de una mañana fresca
pero si un leve viento que huele a tormenta.
Evaporando unas lágrimas,
que aún,
no han salido fuera.
Ya no queda césped que ablande la tierra
sólo pisadas hundidas para andar sobre ella
¡Y unos árboles desnudos de frutos!
¡Y unos rosales con rosas eternas!
guardan entre sus ramajes
melodías de Vivaldi para alegrar la existencia.                                                                     
Pensando
un perro dócil con mirada triste
pasea y observa, calla y se sienta
oliendo un otoño
de una tarde cualquiera.
Detrás de los muros nada se oye,
detrás del silencio una niña corretea
llenando de vida
un jardín de hojas secas.
Vaciando a carcajadas su prematura inocencia
llenando el lugar que otros dejan.
Todo en un mundo retorcido.
Pero el mundo la ha parido
para que nada se pierda.

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