Desdeño las romanzas de los tenores huecos

y el coro de los grillos que cantan a la luna.

A distinguir me paro las voces de los ecos,

y escucho solamente, entre las voces, una.

(Antonio Machado)

domingo, 28 de octubre de 2012

Frío


Noto en la lejanía el infinito incierto
deslumbrando un horizonte de pesares callados
soportando brisas de colores amarillentos
confundiendo luces con el amargor de tu silencio.

Te brindo poemas en noches cerradas,
de las que la gente mira y luego se calla
¡ay! si encima hace frío
se van sin contemplar tu hermosura engalanada.

Sólo los amantes de poetas pasados
vislumbrarán tu belleza
inmunizando su alma,
dejando admirar
los ecos de tus gritos,
esperando tu llamada
en noches de pasión
en noches cautivadas.

Siempre estarás, para quien quiera mirarte
siempre estarás aunque no puedan verte
y versos sacarán de tus entrañas vacías
acariciando el placer de poder contemplarte.

martes, 23 de octubre de 2012

Contestando a mi ordenador (máquina que me pregunta)


Pienso en el tiempo perdido,
en mis amigos reencontrados,
en la emoción de la vida,
en los momentos olvidados.
También pienso en lo que hago ahora
y en lo que haré luego,
en mis sentimientos pasados
y en los que vendrán sin llamarlos.

Pienso en distraerme
por pensar en algo,
también pensando me duermo
y durmiendo sigo pensando.

¿Para qué sirve saber en lo que piensas
si nadie es capaz de averiguarlo?

Si, averiguando alguien, sabe lo que estás pensando,
piensa en distraer tu mirada;
y no le cuentes a nadie la dicha de haber pensado
cuando todos viven soñando.

domingo, 14 de octubre de 2012

Un día en una triste sala de hospital… ¿mental?


La moderna sala rebosaba vida
sin embargo, sus moradores
eran el puro reflejo de una agonía
contenida
de mirada absorta.

Por donde quiera que miraras,
algunos niños ajenos
a estúpidas suspicacias
jugaban bajo la atenta mirada de sus progenitores.
Se podía oír hasta las respiraciones de madres enfermas
agotando sus últimas energías,
clamando al cielo soluciones sosegadas.                           

Casi sin fuerza, como autómatas
recogen algunos juguetes desperdigados,
desahuciados por manos y mentes
que ya no les llama la atención.
¿Cuánto silencio contenido se puede escuchar sin ser visto
sin ni siquiera mover una triste cortina?
¿A quién le molesta los tímidos rayos de sol que se aventuran
entre rendijas escoltadas por sedas de hilo fino
entre cristales emborronados 
y chorreones de refrescos de lata?

Ese no es el motivo,
esa no es una razón para observar y decir
¡qué bonito día!
Esos días tuvieron alegrías de verano,
placeres otoñales, inviernos de pasión
y primaveras preñadas de ilusiones.
¿Quién se los ha llevado?

Poco a poco nos van llamando,
nadie mira a nadie,
ni siquiera la sonrisa de un niño
es capaz de conmover una sala
que más bien parece la antesala del mismísimo infierno.
¿Qué hemos hecho? 
quizá seamos nosotros los raros y ellos los inteligentes.

¿Dónde duermen las ideas? 
son buenas, son malas.
Ellos las juzgan,
por algo están allí como seres privilegiados
llenos de un poder inagotable.
Lo dicen los libros, lo dicen los manuales,
mentes toscas,
apocadas a la destrucción más lejana
y sin embargo
están hasta rebosando por los rincones.

Ahora salen de consultas sin sentido
donde saben que nada les calma,
pero necesitan una salida.
Se aferran a ella para no morir hiriendo,
para no pensar, no llorar
dando vueltas sobre un circulo de cristal o de acero.

Hay que salir a la calle
enfrentarse a la humanidad,
luchando por unas ideas no compartidas.
Escalando montañas sin alimento
recogiendo limosnas putrefactas.

Ábreme la puerta del silencio,
quiero escuchar emociones.
Lento muy lento.
Así te sacaré de este mundo donde sólo cogen unos pocos
y sobran unos muchos.
Esto es lo que siento.                                                                      

martes, 9 de octubre de 2012

Miradas otoñales

          LA HIEDRA (I)

Al corazón de hiedra que trepa
por fachadas de piedra pulida,
rojiza, frágil y sedienta,
le pido ramas untadas de nostalgia
para escalar dulces momentos.

¡Pídeme cita en primavera!

Cuando renazcan sus brotes verdes,
cuando el frescor del amanecer
invite a pasear bajo su techo
de sombras doradas
adornadas por polvo de soles
tupidos en el cielo.

¡Esto sí que es arte!

Anhelo esa vida nueva
llena de fantasía y misterio.
Me sumergiré en fragancias
deseadas en el tiempo.
Me bañaría en jabón de sed,
espuma de mar
y lava de acero.

¡Así no envejeceré por dentro!

Saciaré mi cuerpo
con mieles de azahar
flores de hinojo y
esencias de eneldo.

¡De pensarlo muero!


EL ÁRBOL MUERTO (II)

Queriendo ser y sin saber
el viejo tronco de corteza negra
soportaba,
abrazos de alimañas,
musgos moteados,
bocados de negras hienas,
nidos de escarabajos
cobijando nieves blancas
amarilleando en primavera.

Tus copas miran al cielo,
desnudas como trigales,
veraneando en invierno
soportando miradas.

Cuéntame vivencias
de tus vecinos los pinos,
pregúntales el secreto
de su eterna belleza.

Recoge su néctar
con olor a resina
romero de miel
y cera de abeja.
Abrígate en invierno
bajo los dorados albores
de rayos de lunas
muriendo por dentro.
Cuídate en el atardecer,
dando paso a la madrugada,
espérame en tus tardes de ocio
vendré a verte en noches estrelladas.

Eternízame en tu lenta agonía
guárdame en ella
como recordando el amor
que contemplaste un día.

Me verían transparente
prisionera en ámbar
que lloraste un día.